¿Cómo lo hago? ¿Cómo es que siempre logro meterme en situaciones para las cuales voy a salir mal parada? Realmente, si yo tuviera una habilidad especial, un super-poder, una afinidad en particular con algo, eso sería el meterme siempre en problemas. Y para colmo, no aprender nunca.
Porque si el viernes yo creí que las cosas estaban algo diferentes, debería haberlo pensado mejor. Me juré y me perjuré que iba a hacer las cosas con seriedad, que iba a meditar antes de dejarme llevar, pero aún cuando lo venía intentando con éxito durante casi 2 meses, ya me tenía que caer la ficha. Y para colmo de males me cayó completita, abarcando toooodo el fin de semana.
No, si yo la hago completa o no la hago. Ni siquiera tuve tiempo de analizar un poco mejor lo del viernes (por culpa de los nervios, la emoción... y la fiesta sorpresa que estabamos preparando para una amiga), que el sábado voy y me meto de cabeza en una de las peores situaciones imaginables. Una que, lamentablemente, no puedo explicar en este medio por temor a que lo lea la persona equivocada. De cualquier manera, aunque no fue completamente mi culpa sino de alguien que me metió en ese baile, no puedo dejar de sentir que podría haberlo evitado... Estoy segura de que podría haberlo manejado mejor, cuando menos.
Y como si eso fuera poco, hoy domingo, que sigo sin saber cómo resolver o qué hacer al respecto del tema de ayer, me vengo a enterar que por abrir mi gran bocota metí en un quilombo al chico con el que me estoy viendo. Y un lindo quilombo al parecer.
No obstante eso, caigo en la cuenta de que no hice un análisis coherente de lo del viernes, es decir, lo primero que pasó en este fin de semana de locura, y me lanzo en picada nomás por la avenida de la imaginación superactiva. En esas estoy cuando me doy directo contra una pared que debería haber visto, que indiscutiblemente sabía que estaba ahí pero no quise ver. Ni siquiera puedo echarle la culpa a la otra persona porque, si bien lo del viernes fue una gran sorpresa que me causo un momentario lapsus, fui yo la que se permitió continuar dentro de ese lapsus y no salir de él en todo el fin de semana. Y ahora, obviamente, me siento como el culo.
Y pensar que el finde había empezado tan bien... Debería haberlo sabido: estas cosas no me pasan a mi. Se lo dije a cuanta persona me quizo escuchar durante estas últimas 48 horas, aunque cada vez que lo dije fue con un tono diferente de voz... ahora lo digo resignada: ni las buenas ni las malas, estas cosas no me pasan a mi. Y aún así me pasaron, lo cual me hace pensar que nada bueno puede salir de todo esto.
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