La vida en capital es jodida, che. Ni bien acabo de llegar de un fin de semana bárbaro en la playa que ya me siento para el culo.
Empezando por los dolores corporales (que si, lo admito, tienen mucho más que ver con mi falta de ejercicio general y el haber estado pateando todo el finde que con haber vuelto a casa) y llegando a las desilusiones básicas de todos mis días últimamente (léase: falta de trabajo y cero ganas de salir a buscarlo), hoy fue uno de esos días en los que desearías no haberte levantado de la cama.
El viaje a Mardel fue una distracción muy necesitada (aunque haya gastado mucha más plata de la que me puedo permitir) y por eso los dolores musculares duelen menos cuando me acuerdo de lo mucho que me reí y de la experiencia que fue, pero aún así necesito unos buenos masajes desde la cabeza hasta los pies... literalmente. No puedo entender que hice para que me duela absolutamente todo. Bueno, pensándolo mejor, quizás si lo entiendo, jeje...
Pero en fin, el tema es que vuelvo a casa y de todo lo que tengo ganas es de volver a pasear por la playa, conocer gente nueva, lugares nuevos, escuchar conversaciones de las que no puedo participar porque no entiendo un pomo, jajajaja... Incluso pienso en las cosas que aprendí sobre mi acompañante y sobre mi misma también, aunque no tengo idea de qué hacer con ellas. Pienso un poco en lo que me habría gustado decir o hacer en ciertos momentos, pero que me aguanté las ganas por el viejo y conocido temor a ser malinterpretada -como siempre- y arruinar un buen momento con mis tonterías. Y después considero que estuve bien al actuar así, ya que mi idea es cambiar todo aquello de mi que alguna vez me hizo mal. Quizás suene falso de mi parte el coartar mis impulsos básicos de esa manera, pero creo que por el momento (y en mi actual situación) es lo mejor. De cualquier manera, hay cosas que nunca cambian y fui capaz de ponerme en ridículo y meter la pata un par de veces al menos... como para no perder la costumbre, no?
Creo que todo se resume a que la pasé muy bien este finde y que no quería que llegara hoy: el lunes.
Los argentinos nacimos para estar de vacaciones y hacer sociales. No vivo en capital, sin embargo, cada vez que vuelvo de vacaciones, comparto tus sensaciones.
ResponderEliminar